A menudo cuando se rediseña una web se modifica también su arquitectura, ya sea debido a mejorar la estructura de categorías, la usabilidad, la indexación en buscadores, etc.
Debemos recoger una serie de datos antes de nada y volver a realizar el mismo proceso después de la migración para poder comparar los cambios. Así podremos detectar las incidencias y saber donde meter mano para solucionarlas.